Septiembre 05, 2025
En el corazón de la selva de la Riviera Maya, existen portales naturales hacia otro tiempo. Lugares donde la roca narra historias de miles —incluso millones— de años, y donde cada gota, cada hueso fosilizado, conserva un fragmento de la historia de la Tierra.
En esta nota te llevamos a un viaje fascinante al interior de las cavernas del sureste mexicano, explorando su formación geológica, sus tesoros paleontológicos y la colaboración entre ciencia y turismo que busca conservar este asombroso legado subterráneo.
Todo comienza con el agua.
En esta región, el suelo está compuesto principalmente por roca caliza, un tipo de piedra que se disuelve con facilidad al contacto con el agua de lluvia ligeramente ácida. Con el tiempo, ese goteo constante va tallando túneles, cámaras y bóvedas bajo tierra. Así nacen las cavernas.
Algunas pueden formarse en miles de años. Otras, en millones.
Durante la última era de hielo, muchas de estas cavernas estaban secas. Hoy están inundadas debido al aumento del nivel del mar. Prueba de ello son los espeleotemas —formaciones como estalactitas y estalagmitas— que solo crecen en condiciones secas y que ahora se encuentran sumergidas.
Dentro de las cavernas, cada detalle tiene una historia. Las estalactitas cuelgan del techo, mientras las estalagmitas emergen en el suelo. Gota a gota, y siglo tras siglo, estas formaciones naturales crecen hasta encontrarse y formar columnas que conectan el techo con la base de la caverna, como si unieran el cielo con la tierra.
Explorar estos espacios no es sencillo. Requiere entrenamiento especializado, disciplina y respeto absoluto por el entorno. Especialmente en cavernas inundadas, donde la visibilidad, la orientación y la seguridad son desafíos constantes.
En algunas expediciones, lo que se encuentra no es solo piedra. Son fósiles: restos de criaturas que habitaron estas tierras mucho antes que nosotros.
Uno de los hallazgos más fascinantes en la región es el Xibalbaonyx, un tipo de perezoso gigante que vivió hace más de 10,000 años. También se han descubierto restos de tigres dientes de sable y del majestuoso león americano, el felino más grande que haya existido en el continente.
Estos fósiles son verdaderos tesoros científicos. Para estudiarlos, se utilizan técnicas como la datación por carbono-14, el análisis de uranio-torio y el escaneo 3D, lo que permite hacer réplicas digitales y físicas sin dañar los originales.
Gracias a una alianza entre el parque Xplor y el Museo del Desierto, parte de estos descubrimientos han sido replicados y colocados dentro de las cavernas del parque para que los visitantes puedan aprender mientras exploran.
Cuando caminas por los pasadizos subterráneos de Xplor, no solo estás viviendo una experiencia turística: estás recorriendo un archivo natural. Un lugar donde la Tierra guarda registros de su evolución.
El explorador paleontólogo y espeleólogo Jerónimo Avilés, quien ha liderado muchas de estas expediciones, invita a los visitantes a mirar con atención los muros de las cavernas: cada textura es una pista, cada formación cuenta una historia.
Más que un paseo, una lección de vida
Las cavernas son frágiles bibliotecas de piedra. Cada fósil es una página que no se puede reescribir. Y cada paso que damos en su interior debe estar guiado por la curiosidad, el respeto y la conciencia.
La Riviera Maya no solo es sinónimo de playas y aventura: también es una ventana al pasado de nuestro planeta.
La próxima vez que te adentres en una caverna, imagina ese lugar cubierto por agua, habitado por criaturas extintas, moldeado por siglos de transformación geológica. Y recuerda que protegerlo es proteger una parte irremplazable de nuestra historia.
Mira el video completo y déjate sorprender por lo que yace bajo la superficie:
Soy una marketera originaria de Pachuca, Hidalgo, apasionada por crear experiencias con alma que con...
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