Mayo 26, 2020
No hay duda de que a los mexicanos nos gusta divertirnos. Siempre estamos riendo, nos gusta reunirnos con familia y amigos y nos sobran excusas para armar una fiesta. Nuestra creatividad e ingenio no tienen límites, nos gusta experimentar con sabores, nos intrigan las cosas fuera de lo ordinario y tenemos costumbres que para otros países podrían parecer… extrañas.
Si eres mexicano seguro te vas a identificar con más de una de estas cosas que solo a los mexicanos nos encanta hacer. Quizás algunas de ellas sean un tanto difíciles de explicar, pero eso no nos va a detener para intentarlo.
La comida sabe mucho mejor con unas gotitas de limón. Ya sea en unas papitas, cacahuates, una milanesa, una cerveza, unos taquitos o así, nomás con pura sal para “cortar la grasa”.
Ya sea en casa de tu amigo, en un restaurante o en un puesto de tacos, cuando llegas o te vas y hay alguien comiendo, en automático le dices a todos “provecho”, “provechito” o cualquier derivado. El punto es hacer saber que deseas que todos tengan un buen provecho.
Todos conocemos a alguien que le gusta darle unas mordidas a un chilito serrano o habanero acompañado de su comida, o si no eres tan extremo, acompañar tu comida con una salsita verde o roja. Esto le da un toquesito único a cualquier platillo. Lo que sí, es que todo buen mexicano necesita aunque sea un poquito de salsa en cualquier comida.
Un mal hábito tal vez, pero si somos honestos, la puntualidad no es nuestra mejor virtud. Te aseguro que cuando organizas una fiesta citas a todo un par de horas antes con base en el cálculo de a qué hora quieres que lleguen. Si tú llegas puntual, prepárate para ayudar a barrer, trapear y organizar la casa junto con el anfitrión.
Todos tenemos una historia de cuando en nuestro cumpleaños nos hicieron darle “mordida” al pastel y terminamos con pastel dentro de la nariz o inclusive ya ni hubo pastel para partir porque todo terminó en tu cara.
“En mi casa, que también es tu casa, siempre comemos a las 2 pm”. Estás platicando con alguien y te refieres a tu casa y haces un paréntesis para decirle a la otra persona que también es su casa. Y es que los mexicanos somos bien, pero bien buenos anfitriones y nos encanta hacerte sentir bienvenido y lo más cómodo posible.
¿A quién no se le antoja una cerveza preparada bien fría en un día caluroso? Aunque, la verdad, hay veces que exageramos. Le ponemos clamato (jugo de tomate), salsas condimentadas, sal, pimienta y hay algunas que hasta camarones secos le ponen. Ese menjurje ya sabe a todo menos a cerveza.
Cualquier guisado se puede convertir en un taquito, inclusive solo le ponemos un poquito de sal a una tortilla y ya tenemos un taquito de sal. Agrega una coquita bien fría y ufff.
XV años, un aniversario o bautizo, un par de mesas y sillas en la calle, la bocina de tu vecino y ya se armó la pachanga.
Algo tienen los platillos picosos como unos ricos chilaquiles o un caldito de barbacoa o birria que levantan a cualquier zombie en la peor cruda. Cuenta la leyenda que si a tu caldito le agregas una chela, te la curas más rápido… o te sigues la fiesta. Pero de que la cruda se te olvida, se te olvida.
Jefa, jefecita, como sea. Nuestras mamás son especiales para nosotros, ¿qué mejor manera de hacérselo saber que diciéndoles “jefa”? Sin duda estas una de las cosas que solo a los mexicanos nos encanta hacer que en otros países les parece muy curioso.
El sabor de unos taquitos es especial gracias al taquero que los prepara. Todos tenemos un puesto de tacos que es nuestro favorito, hasta el taquero ya nos conoce y cuando llegamos nos dice, “¿Lo de siempre guerito?”.
Los mexicanos estamos preparados para negociaciones de primer nivel desde muy pequeños. ¿Cómo convencer a tu papá de salir a jugar una hora más sin que tu mamá se enoje? Pregúntale a un mexicano, él sabrá cómo hacerlo.
En México todos somos familia. Tenemos primos, tías, hermanos por todos lados. Una vez, Chabela Vargas dijo: “los mexicanos nacemos donde se nos de la gana” y también hacemos familia donde se nos de la gana.
Cuando un mexicano te dice “ahorita lo hago” prepárate para que lo haga… o para que no lo haga jamás. El “ahorita” en México no está ni en el pasado, ni en el presente ni en el futuro, pues creó su propia línea de espacio – tiempo y puede suceder… o no. Nunca nadie lo sabrá.
¿Con cuántas de estas cosas que solo a los mexicanos nos encanta hacer te identificaste?
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