Abril 09, 2025
Bienvenido a La Casa de la Playa, un hotel boutique de lujo solo para adultos que guarda lo mejor de México en su interior. Solo tiene 63 suites, y desde que entras al lobby sabes que estás entrando a un lugar muy especial: lo mejor de una casa mexicana, con el servicio impecable de un hotel de clase mundial.
Hoy quiero llevarte por un recorrido íntimo por el interior de una de sus suites. No es cualquier habitación, es un espacio lleno de arte, diseño, detalles escondidos y comodidades pensadas para que te sientas como en casa. Acompáñame a conocer más:
En La Casa de la Playa no hay habitaciones “estándar”. Todas las suites tienen esa mezcla impecable de privacidad, confort y lujo, pero se dividen en tres categorías, según la vista (y el tipo de despertar) que prefieras:
Beach Front Suite: Con acceso directo a la playa. Te levantas, das unos pasos... y estás con los pies en la arena.
Ocean View Suite: desde tu cama ves el mar entre la vegetación. Es una vista parcial, pero igual de mágica.
Ocean Front Suite: nada se interpone entre tu terraza y el azul turquesa. Solo tú y el mar.
Ahora, si quieres llevar la experiencia al siguiente nivel, las tres categorías tienen la versión Wellness: incluyen una cabina privada de masajes a la que entras directo desde tu habitación y un sistema de vapor en la ducha. Es como tener tu propio spa personal.
Más que una habitación, cada suite de La Casa de la Playa es una galería viva. El diseño no está solo pensado para verse bien, sino para contar historias: las de los pueblos, manos y tradiciones que le dan vida a cada rincón.
Originaria de Tecali de Herrera, Puebla, esta lámpara tiene forma de caracol y está hecha a mano por artesanos locales. Cada pieza es única, como los caracoles que habitan nuestros mares. El ónix permite que la luz se filtre suavemente, creando una atmósfera cálida y serena, ideal para relajarse al final del día. Es un homenaje a la diversidad y belleza de la naturaleza mexicana.
Una de las piezas más llamativas, cubierta de diminutas chaquiras de colores colocadas a mano. Representa la cosmovisión del pueblo wirrárika, donde el sol, el venado, el peyote y otros elementos naturales son sagrados. Esta obra transmite una conexión profunda con lo divino y con la Madre Tierra. Cada corazón es una obra espiritual antes que decorativa.
Bordado en comunidad por mujeres de San Pablito Pahuatlán, Puebla, y Tenango de Doria, Hidalgo, este tapiz narra la vida a través de flores, aves, mariposas y otros elementos naturales. Lo más especial es que es una creación colectiva: familias enteras se reúnen para bordar juntas, convirtiendo el trabajo en una celebración de identidad y colaboración.
La hamaca maya
Tejida en la península de Yucatán por manos expertas, esta hamaca es más que un accesorio. Es parte del modo de vida de las familias mayas, que por generaciones han dormido en ellas. Te invita a disfrutar del descanso con un ritmo distinto: el de la suavidad, el balanceo y la pausa.
Elaborada en mimbre por exreclusos que participan en un programa de readaptación social. Esta pieza representa más que diseño: es símbolo de transformación, de nuevas oportunidades y del poder del trabajo artesanal como forma de reintegración.
Los mosaicos que decoran el baño están hechos en Mérida con una técnica tradicional del siglo XIX, donde cada color y diseño se aplica a mano.
Esta tina monolítica funciona como jacuzzi y está esculpida en una sola pieza de roca volcánica. Su forma y textura hacen que el baño se sienta como un ritual de bienestar. Solo tienes que llenarla, agregar burbujas si quieres, y activar los jets. El resultado: un masaje de agua en el corazón de tu habitación.
Además del gran diseño de artesanos mexicanos, cada suite guarda pequeños gestos que no esperas, pero que hacen toda la diferencia. Son esos detalles que no solo decoran, sino que emocionan y te conectan con el entorno y la esencia de México.
No es una flor artificial ni un arreglo genérico. Es una bromelia viva, de la misma familia que la piña, cultivada en el Invernadero de Orquídeas y Bromelias de Parque Xcaret. Las macetas de Talavera, por su parte, vienen de Puebla y Tlaxcala, y están pintadas a mano, reflejando una de las tradiciones cerámicas más representativas del país.
Sí, leíste bien: en tu habitación hay medusas. Criadas en el laboratorio de vida marina de Xcaret, que puedes visitar si lo deseas. Es un detalle tan inusual como hipnótico. Verlas flotar con su movimiento sereno añade una sensación única de conexión con el océano... sin salir de la habitación.
Cada noche, sobre tu cama aparece una pequeña canasta tejida en Campeche con palma de jipijapa. Dentro, dulces mexicanos que cambian constantemente: tamarindo, alegrías, cocadas... Un gesto cálido que se siente como un regalo hecho con cariño.
Los productos de baño —shampoo, enjuague, jabón, crema— son orgánicos, de alta calidad y respetuosos con el medio ambiente. Incluso el jabón invita a reutilizarse: puedes montar el nuevo sobre el anterior, formando lo que llaman un “caballito de jabón”. Pequeños gestos sostenibles que suman.
En el baño encontrarás una vela aromática que puedes llevar de recuerdo o encender en cualquier momento. No es un aroma genérico: está cuidadosamente elegido para relajar, envolver y acompañar el momento. Un detalle sensorial que transforma el ambiente.
En tu suite encontrarás un termo reutilizable (uno por huésped), que puedes llevar contigo a los parques de Xcaret para recargar en bebederos de agua purificada. Una manera elegante y consciente de cuidar el planeta sin renunciar al confort.
En La Casa de la Playa, el servicio no es invasivo ni exagerado. Es silencioso, eficiente y hecho a la medida. Aquí todo fluye, y no es solo una frase bonita, es una filosofía real que se nota en cada interacción.
Desde el primer momento, tienes a tu disposición un mayordomo que está para lo que necesites, sin interrumpir tu espacio. Puede ayudarte a preparar un baño, abrir el sofá cama, gestionar reservas, o simplemente explicarte cómo funciona cada detalle de la habitación. Siempre disponible, pero nunca encima.
Si pides comida a la habitación y tienes la insignia de “No molestar”, no te preocupes: el servicio llega sin interrumpirte. Todo se deja en un gabinete especial (ubicado a un costado de la puerta) para que puedas tomarlo cuando quieras. Y cuando terminas, simplemente lo devuelves ahí. Es privacidad bien pensada.
Desde el Apple TV puedes pedir in-room dining, explorar experiencias dentro del hotel o simplemente ver tu canal favorito. Las cortinas se controlan desde un panel táctil en la cabecera de la cama, y el cristal del baño puede opacarse con solo tocar un botón. Todo está diseñado para ser fácil, sin complicaciones.
Hospedarte en La Casa de la Playa no es solo dormir en una suite de lujo. Es escuchar el murmullo del mar mientras ves flotar medusas junto a tu cama. Es descubrir una lámpara de ónix que parece esculpida por la naturaleza. Es probar un dulce típico antes de dormir, rodeado de arte hecho a mano. Es tener el Caribe como paisaje y la hospitalidad que caracteriza a México.
Todo está pensado para que lo vivas a tu ritmo, en privado, pero con el respaldo de un equipo que está ahí sin hacerse notar. Una experiencia íntima, multisensorial y profundamente humana.
Así que si alguna vez soñaste con hospedarte en un lugar donde cada detalle importa, donde la cultura y el lujo conviven con armonía, La Casa de la Playa te está esperando.
Sumérgete en la experiencia de la Suite de Autor en La Casa de la Playa. Un espacio de lujo frente al mar Caribe con diseño exclusivo, arte mexicano y servicio personalizado.
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