¿Por qué celebramos el Día de Muertos en Xcaret?

“Te ofrezco la luz a ti para que vengas
y convivas con nosotros.
Te dejo tu agua, atole, maíz’”.

 

Hablar del Día de Muertos es hablar de México, es hablar de su gente, de sus aromas, de sus sabores, es hablar de nuestra historia y sus raíces indígenas, de sus procesos de fusión y su mestizaje cultural.  

El Día de Muertos, es una de las celebraciones tradicionales más bonitas y vivas que tenemos, no sólo en México, sino en todo el mundo, es una celebración tan rica, tan integradora y tan representativa, que forma parte desde el año 2003 del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.  

En la cultura yucateca todo es vida y la muerte incluso forma parte de ella. No es final, es inicio perpetuo. Ella nos precede y sucede; sin el deceso de nuestros ancestros no tendríamos la vida. La muerte es vista como continuidad, permanencia y renovación, es nuestra compañera de viaje, nos alerta contra el peligro recordándonos a cada momento nuestra naturaleza. Es un símbolo dual, inseparable de la vida, con un misticismo que es parte esencial de nuestro ser, y que se ha mantenido a través de los tiempos, materializada en el Hanal Pixán 

Para los pueblos prehispánicos, la vida humana estaba constituida por el Pixán, regalo que los dioses entregaban al hombre desde el momento en que era engendrado; este fluido vital determinaba el vigor y la energía del individuo, era una fuerza que condicionaba la conducta de cada ser y las características de su vida futura. El elemento que viajaría al inframundo al sobrevenir la muerte física. 

El Festival de Tradiciones de Vida y Muerte (FTVM) es un festival multidisciplinario de artes escénicas que muestra las representaciones culturales y tradicionales más significativas del mundo maya en torno al Hanal Pixán (celebración del día de muertos de la región de Yucatán y Quintana Roo).  

Se realiza del 30 de octubre al 2 de noviembre de cada año, teniendo como sede principal el parque Xcaret. Hoy en día el FTVYM es una fiesta llena de colores, sabores, música, cultura y tradición que a lo largo de 16 años ha conmemorado la riqueza del Día de Muertos.  

En nuestro imaginario colectivo, la celebración del Día de Muertos representa un momento privilegiado de reencuentro con nuestros antepasados, es momento de compartirles nuestros sueños, nuestras alegrías, de disfrutar y convivir con ellos. Ofrendar es entonces compartir ciertos goces de la vida y algo de los frutos obtenidos en la anualidad pasada. 

Es una festividad que desde hace siglos ha permanecido entre nosotros, pervive en nuestra sociedad y sigue vigente porque sus destinatarios la acogen y la mantienen, mismos que como cada año, son invitados de diferentes estados de la República y de la zona maya de Quintana Roo para que durante el FTVM nos compartan la esencia y riqueza de sus prácticas, expresiones y saberes transmitidos por sus comunidades de generación en generación. 

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En este sentido, se trata de una celebración que cumple con una función social de cohesión dentro de la comunidad al afirmar el papel y el valor que tenemos como individuos dentro de nuestra familia e incluso dentro de nuestra comunidad, generándole valor y significación desde lo filosófico y espiritual hasta lo material y social. 

Aquí, la muerte no remite a una ausencia sino a una presencia viva; a una metáfora de la vida que se materializa en el amor y en el recuerdo de cada uno de nuestros seres queridos, y es tal nuestro ciclo, que los que hoy los celebramos, en el futuro seremos los invitados a esta gran fiesta. 

 Y es que como dice el poema náhuatl: nosotros los mexicas (que sin problema podemos generalizar a nosotros los mexicanos) … “no nos morimos, sólo cambiamos de casa, de cuerpo. Y cada año venimos aquí”.  

Hoy, nuestro corazón ya los esta esperando, es momento de recibirlos y celebrar nuestro amor por ellos y por México. 

Fuentes:  

• Teresa Ramayo, Yucatán, Identidad y Cultura Maya, Universidad Autónoma de Yucatán, Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”. 
• CONACULTA, 2004, Patrimonio cultural oral e inmaterial. La discusión está abierta. Antología de textos.  
• UNESCO, 2008, Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos. 

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